ADAN Y EVA
Capítulo
XXV
Dios representado como amante y misericordioso. El establecimiento de culto.
1 Sin embargo, Dios sabía que Adán creía que con frecuencia debía quitarse la vida y hacer una ofrenda a Él con su sangre.
2 Por lo tanto le dijo: "¡Oh Adán, no siempre debes matarte como ahora, tirándote de la montaña”
3 Entonces Adán dijo a Dios: “Yo estaba pensando con ponerle fin a mi vida de una vez por haber transgredido tus mandamientos y por haber perdido el hermoso jardín y la luz brillante de la que ahora estoy privado y por no poder alabarte como antes.
4 Sin embargo, en tu bondad, oh Dios, no te has deshecho de mi por completo y has sido favorable conmigo devolviéndome la vida después de morir.
5 Y así se a hecho saber que eres es un Dios misericordioso, que no quiere que nadie perezca, que le encanta que uno no caiga, y que no condena toda la crueldad, el mal, y por la que seríamos destruidos."
6 Luego Adán se mantuvo en silencio.
7 Y la Palabra de Dios vino a él, y le bendijo, y reconfortándole, hizo un pacto con él, que Él le guardaría hasta el final del día determinado para él.
8 Este, entonces, fue la primera ofrenda que Adán hizo a Dios, y desde ese día fue su costumbre hacerlo.
Dios representado como amante y misericordioso. El establecimiento de culto.
1 Sin embargo, Dios sabía que Adán creía que con frecuencia debía quitarse la vida y hacer una ofrenda a Él con su sangre.
2 Por lo tanto le dijo: "¡Oh Adán, no siempre debes matarte como ahora, tirándote de la montaña”
3 Entonces Adán dijo a Dios: “Yo estaba pensando con ponerle fin a mi vida de una vez por haber transgredido tus mandamientos y por haber perdido el hermoso jardín y la luz brillante de la que ahora estoy privado y por no poder alabarte como antes.
4 Sin embargo, en tu bondad, oh Dios, no te has deshecho de mi por completo y has sido favorable conmigo devolviéndome la vida después de morir.
5 Y así se a hecho saber que eres es un Dios misericordioso, que no quiere que nadie perezca, que le encanta que uno no caiga, y que no condena toda la crueldad, el mal, y por la que seríamos destruidos."
6 Luego Adán se mantuvo en silencio.
7 Y la Palabra de Dios vino a él, y le bendijo, y reconfortándole, hizo un pacto con él, que Él le guardaría hasta el final del día determinado para él.
8 Este, entonces, fue la primera ofrenda que Adán hizo a Dios, y desde ese día fue su costumbre hacerlo.
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