lunes, 25 de abril de 2016

Capítulo XLI ADAN Y EVA

Capítulo XLI
La primera sed humana.
1 Entonces Adán tomó el higo, y se sentó en la barras de oro. Eva también tomó sus higueras, y las puso sobre el incienso.
2 Y el peso de cada higo era la de un melón de agua; pues los frutos del Edén eran de mayor tamaño que los frutos de esta tierra.*
3 Y Adán y Eva se mantuvieron de pie y en ayuno toda esa noche hasta la mañana siguiente.
4 Cuando el sol se había levantado en el cielo, ellos todavía estaban orando y después de la oración, Adán le dijo a Eva:
5 "Eva, ven, vámonos a la frontera sur del jardín, al lugar donde el río fluye y donde se parte en cuatro brazos y roguemos a Dios que nos de algo de agua para beber.
6 Ya que Dios no nos ha dado del fruto del árbol de la Vida, con el fin de que vivamos, vamos a pedirle que nos de de la aguas de la vida humana, para saciar nuestra sed, en lugar de un vaso de agua de esta tierra.
7 Cuando Eva escuchó estas palabras de Adán, estuvo de acuerdo con él y se levantaron y llegaron a la frontera sur del jardín, al borde del río, a poca distancia de los jardines.
8 Y en su condición, oraron a Dios y le pidieron una vez más para que los perdonara y les conceda su petición.
9 Después de esta oración hecha por los dos, Adán comenzó a orar con su voz ante Dios, y dijo:
10 "Oh Señor, cuando yo estaba en el jardín y vi el agua que fluía de debajo del árbol de la vida, mi corazón no la deseó, ni tampoco mi cuerpo la necesitó para beber de él; tampoco tenía sed, porque yo estaba viviendo, por encima de lo que soy ahora.
11 Así que, a fin de vivir y que no requiera de ningún tipo de Alimento de la vida humana, ni tampoco del agua de la vida humana,
12 Dame del agua de la Vida y permíteme beberla para vivir, pues, Oh Dios, estoy muerto y mi carne está seca por la sed.
13 Por tu misericordia, Oh Dios, me salvaste de las plagas y de los juicios, y me has llevado a una tierra diferente y no me dejaste vivir en el jardín.
* La presente se fundamenta en Génesis 3:7 el cual las hojas de la higuera eran lo suficientemente grande que Adán y Eva podría prendas de moda.

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