ADAN Y EVA
Capítulo
XXXIV
Adán recuerda la creación de Eva.
1 Y en la mañana del cuadragésimo tercer día, salieron de la cueva, tristes y llorando. Sus cuerpos estaban secos y tostados por el hambre y la sed, debido a la oración y al ayuno y al dolor debido a su transgresión.
2 Y cuando habían salido de la cueva, subieron a la montaña al oeste del jardín.
3 Allí estaban suplicando y orando a Dios que les conceda el perdón de sus pecados.
4 Y después de sus oraciones Adán comenzó a rogar a Dios, diciendo: "Oh mi Señor, mi Dios, y mi Creador, que mandó a los cuatro elementos, * los cuales se reunieron por tu orden-
5 Entonces levantaste tu mano y me creaste de uno de ellos, que es el polvo de la tierra, luego me llevaste al jardín a la hora tercera, un día viernes
6 Entonces yo no conocía el día ni la noche, porque tenía yo una naturaleza brillante, y por el brillo que tenía no sabía de estos.
7 Luego, una vez más, oh Señor, que me creaste a la hora tercera, me trajiste a todos los animales, a los leones, avestruces, las aves del cielo y todo aquello que se mueve sobre la tierra, que habías creado antes que a mi, a la primera hora.
8 Y tu voluntad era que yo coloque nombre a todos ellos, uno por uno, con un nombre adecuado. Pero tu me diste la comprensión y el conocimiento, y un corazón puro y un sano juicio que viene de ti, para que yo los nombre de acuerdo a tu propia mente.
9 Oh Dios, los hiciste obedientes a mí, y ordenaste que cada uno de ellos no rompa mi dominio sobre ellos, de acuerdo a tu mandamiento que tu pusiste; pero ahora todos ellos están separados
de mí.
10 Fue que en la hora tercera del día viernes, que me creaste, me diste mandamiento sobre el árbol al que ni debía acercarme, ni comer de su fruto , porque me dijiste “Cuando comas de el fruto de este árbol, ciertamente morirás.”
11 Y si me hubieras castigado con la muerte como dijiste, entonces ahora estuviera muerto.
12 Por otra parte, cuando me diste mandamiento sobre el árbol, Eva no estaba conmigo, no la habías creado todavía, ni había estado aún a mi lado, ni había ella escuchado su orden.
13 Entonces, al final de la tercera hora de aquel viernes, oh Señor, me causaste un profundo sueño y estuve abrumado con aquel sueño;
14 Entonces sacaste una costilla de mi costado y la creaste a mi propia imagen y semejanza. Entonces desperté y la ví, supe que era ella, y me dije: Ella es hueso de mis huesos y carne de mi carne, a partir de ahora será llamada mujer”
15 Por tu buena voluntad Oh Dios, me pusiste en profundo sueño y trajiste de inmediato a Eva a mi lado y no permitiste que yo fuera testigo de cómo la hiciste. Oh mi Señor ¿Cómo es posible que seas de gran bondad y gran Gloria?.
16 Y por tu buena voluntad, oh Señor nos hiciste con órganos brillantes y nos hiciste dos en uno y nos diste de tu gracia y nos llenaste de gloria por virtud de tu Santo Espíritu; y no teníamos hambre ni sed ni conocíamos la tristeza, ni nuestro corazón desfallecía, ni sufríamos por causa del ayuno.
17 Pero ahora, oh Dios, que hemos transgredido tu mandamiento y se rompió tu ley, nos has llevado a una extraña tierra, causándonos sufrimiento, y desfallecimiento, por el hambre y la sed que nos ha sobrevenido.
18 Ahora, pues, oh Dios, oramos pidiéndote que nos des algo de comer del jardín para satisfacer nuestra hambre y saciar nuestra sed.
Adán recuerda la creación de Eva.
1 Y en la mañana del cuadragésimo tercer día, salieron de la cueva, tristes y llorando. Sus cuerpos estaban secos y tostados por el hambre y la sed, debido a la oración y al ayuno y al dolor debido a su transgresión.
2 Y cuando habían salido de la cueva, subieron a la montaña al oeste del jardín.
3 Allí estaban suplicando y orando a Dios que les conceda el perdón de sus pecados.
4 Y después de sus oraciones Adán comenzó a rogar a Dios, diciendo: "Oh mi Señor, mi Dios, y mi Creador, que mandó a los cuatro elementos, * los cuales se reunieron por tu orden-
5 Entonces levantaste tu mano y me creaste de uno de ellos, que es el polvo de la tierra, luego me llevaste al jardín a la hora tercera, un día viernes
6 Entonces yo no conocía el día ni la noche, porque tenía yo una naturaleza brillante, y por el brillo que tenía no sabía de estos.
7 Luego, una vez más, oh Señor, que me creaste a la hora tercera, me trajiste a todos los animales, a los leones, avestruces, las aves del cielo y todo aquello que se mueve sobre la tierra, que habías creado antes que a mi, a la primera hora.
8 Y tu voluntad era que yo coloque nombre a todos ellos, uno por uno, con un nombre adecuado. Pero tu me diste la comprensión y el conocimiento, y un corazón puro y un sano juicio que viene de ti, para que yo los nombre de acuerdo a tu propia mente.
9 Oh Dios, los hiciste obedientes a mí, y ordenaste que cada uno de ellos no rompa mi dominio sobre ellos, de acuerdo a tu mandamiento que tu pusiste; pero ahora todos ellos están separados
de mí.
10 Fue que en la hora tercera del día viernes, que me creaste, me diste mandamiento sobre el árbol al que ni debía acercarme, ni comer de su fruto , porque me dijiste “Cuando comas de el fruto de este árbol, ciertamente morirás.”
11 Y si me hubieras castigado con la muerte como dijiste, entonces ahora estuviera muerto.
12 Por otra parte, cuando me diste mandamiento sobre el árbol, Eva no estaba conmigo, no la habías creado todavía, ni había estado aún a mi lado, ni había ella escuchado su orden.
13 Entonces, al final de la tercera hora de aquel viernes, oh Señor, me causaste un profundo sueño y estuve abrumado con aquel sueño;
14 Entonces sacaste una costilla de mi costado y la creaste a mi propia imagen y semejanza. Entonces desperté y la ví, supe que era ella, y me dije: Ella es hueso de mis huesos y carne de mi carne, a partir de ahora será llamada mujer”
15 Por tu buena voluntad Oh Dios, me pusiste en profundo sueño y trajiste de inmediato a Eva a mi lado y no permitiste que yo fuera testigo de cómo la hiciste. Oh mi Señor ¿Cómo es posible que seas de gran bondad y gran Gloria?.
16 Y por tu buena voluntad, oh Señor nos hiciste con órganos brillantes y nos hiciste dos en uno y nos diste de tu gracia y nos llenaste de gloria por virtud de tu Santo Espíritu; y no teníamos hambre ni sed ni conocíamos la tristeza, ni nuestro corazón desfallecía, ni sufríamos por causa del ayuno.
17 Pero ahora, oh Dios, que hemos transgredido tu mandamiento y se rompió tu ley, nos has llevado a una extraña tierra, causándonos sufrimiento, y desfallecimiento, por el hambre y la sed que nos ha sobrevenido.
18 Ahora, pues, oh Dios, oramos pidiéndote que nos des algo de comer del jardín para satisfacer nuestra hambre y saciar nuestra sed.
19 Pues, he aquí, que ya muchos días han pasado, oh Dios, y no hemos
probado nada, ni bebido nada y nuestra carne se seca y nuestra fuerza se pierde y el sueño se ha ido de
nuestros ojos debido al llanto y a los desvelos.
20 Entonces, oh Dios, no nos atrevemos a recoger algo del fruto de los árboles, porque tememos que con esto vayamos a transgredir la ley como la primera vez y en esta ocasión nos hagas morir.
21 Por eso ahora pensamos en nuestros corazones, que si tomamos el fruto de los árboles sin orden de Dios, él nos va a destruir en el momento y nos limpie de la faz de la tierra.
22 Y si queremos beber de esta agua, sin orden de Dios, Él nos pondrá fin, de una vez por todas.
23 Ahora, pues, oh Dios, que me has traído a este lugar junto con Eva, te ruego que nos des algunos frutos del huerto para que me sienta satisfecho junto con ella.
24 Porque es deseo nuestro que podamos tomar fruto de la tierra y todo lo que nos falta en ella.
20 Entonces, oh Dios, no nos atrevemos a recoger algo del fruto de los árboles, porque tememos que con esto vayamos a transgredir la ley como la primera vez y en esta ocasión nos hagas morir.
21 Por eso ahora pensamos en nuestros corazones, que si tomamos el fruto de los árboles sin orden de Dios, él nos va a destruir en el momento y nos limpie de la faz de la tierra.
22 Y si queremos beber de esta agua, sin orden de Dios, Él nos pondrá fin, de una vez por todas.
23 Ahora, pues, oh Dios, que me has traído a este lugar junto con Eva, te ruego que nos des algunos frutos del huerto para que me sienta satisfecho junto con ella.
24 Porque es deseo nuestro que podamos tomar fruto de la tierra y todo lo que nos falta en ella.
* La creencia medieval de que sólo había cuatro elementos - fuego,
tierra, aire y agua - fue ampliamente aceptada hasta alrededor de 1500 AD, cuando la actual teoría
atómica se hallaba en sus inicios.
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