sábado, 26 de diciembre de 2015

VICIOS DEL LENGUAJE Y PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 1892


VICIOS DEL LENGUAJE Y PROVINCIALISMOS
DE GUATEMALA 
 ANTONIO BATRES JAUREGUI
1982 
 
cecido. 
Esta es una de tantas palabras que nos han 
quedado del lenguaje de los conquistadores cas- 
tellanos del siglo XVI. Hoy usan en la Penínsu- 
la acezo. 
Ya hicimos observar en el prólogo de esta obra, 
que existe gran cantidad de voces relegadas al ol- 
vido en España y vivas aún en América, como co- 
bija por manta; chapa, por cerradura; fajar por 
pegar; limeta por botella; manida, hablando de la 
carne que comienza á descomponerse; paila; pa- 
rarse, por ponerse en pié; pila, por fuente; y otras 
que anotaremos en su lugar respectivo. 
Accidentado.— Accidentes. 
Accidentado quiere decir amagado de algún ac- 
cidente ó que ha quedado con reliquias de él. En 
la América española se usa por quebrado, frago- 
so, áspero, cerril, desigual. 
En vez de los accidentes del terreno, dígase la 
fragosidad ó aspereza del mismo
Acial. 
Llámase así entre nosotros un azote compuesto 
de una vara y una correa, que va atada al extremo 
de ésta. 
Acialazo llamamos al golpe dado con el acial. 
Acolchonado. 
Debe decirse acolchado. 
Acomedirse. 
Lo tomamos por prestarse á hacer algún servi- 
cio graciosamente. 
Acomedido, lo usamos mucho por servicial, so- 
lícito, y desacomedido, por lo contrario. 
Ninguna de esas palabras se encuentran en el 
Diccionario, ni tampoco acomedimiento por oficio- 
sidad. 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Calendarios MARINERA Y BELLA CON PERRO TRAVIESO

MAGENES DEL AYER
En casa de un estimado amigo huehueteco se encuentran unos cuadros con imagenes de calendarios antiguos.Con el paso del tiempo se estan decolorando.El amigo afirma que son calendarios d elos años 40s y 50s.  Hoy les tomé unas fotos. Espero les gusten.







martes, 15 de diciembre de 2015

El espiritismo, el engaño de Satanás



EL ENGAÑO DE SATANÁS

Mi madre estuvo mucho tiempo cautiva por los engaños del espiritismo.

Cuándo le hablabamos de que el espiritismo era contrario al Evangelio de Cristo, argumerntaba:



"YO ASISTO A UN CENTRO BLANCO,ALLÍ NO SE PIDE MAL CONTRA NADIE.  Es Dios quién sana. Al contrario las enfermedades son sanadas, los doctores espirituales nos sanan". Algún tiempo después ya no  asistía a ese centro blanco.



12 años antes de su fallecimiento, una mañana mi madre ACEPTO PLENAMENTE A JESUCRISTO COMO SEÑOR DE SU VIDA y abandonó totalmente la CREENCIA DE QUE EL ESPIRITISMO BLANCO ERA BUENO.





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 LO QUE VAS A LEER A CONTINUACIÓN ES EL ENGAÑO DE SATANÁS. ES CONTRARIO A LA ENSEÑANZA DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO.

ABANDONA EL ESPIRITISMO-

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FLORES, LIMONES, SAL

A principios de los años 70´s  mi madre asistía a un centro espiritista. Los Días de reunión eran los martes y los viernes en horas de la tarde. . En esos años vivíamos en un lugar rural.

A dichas reuniones se debía ir bañado y llevar flores preferentemente de color blanco. (azucenas, rosas..),una libra de sal, y una botella para traer agua curada.

 RESTRIEGO DE SAL Y LIMÓN



 A las tres de la tarde conforme se llegaba se hacía turno para pasar a un cuarto, donde  le exprimían uno o dos limones con sal en la cabeza, luego en los brazos, en la espalda y de las rodillas hacía los pies.  Este masaje  era bastante incómodo por el restriego de los granos de sal en la piel. 

Después nos encaminábamos a un pequeño arroyo donde se lavaba uno la piel.

 Al regresar a la casa del espiritista , entrabamos a una sala de reunión donde al regresar todos los restregados con sal y limón ya lavados nos sentábamos en unas bancas . Mientras llegaba la hora de iniciar la reunión, el espiritista  ya estaba ocupado en cortar los limones y exprimirlos en una gran recipiente, los mezclaba con sal y les pasaba encima las manos murmurando  oraciones. Preparada ya esta agua que se le daba  el nombre de “agua flidica”, los asistentes podían beber los vasos que quisieran. Yo tomaba mas de un  vaso por que me gustaba el sabor del agua mezclada con sal.  

DABA INICIO LA SESIÓN.

Se cerraban las puertas. Se encendían varías candelas o velas para iluminar el ambiente. Todos cerraban los ojos.  Mi madre me decía que no mirará. Más la curiosidad de un niño de 5 a 7 años de edad es más fuerte.  Yo  Abría los ojos y veía: La pareja de esposos espiritistas  sentados enfrente de una mesa. El esposo médium  le daba a beber un vaso de “agua flidica” a su esposa. Mientras el mismo empezaba a  leer en un libro de oraciones. ( Incluyendo pasajes del Libro de los SALMOS DE LA BIBLIA ). A LOS POCOS MINUTOS LA esposa  médium entraba en trance.



SE PRESENTABAN LOS ESPÍRITUS

Por boca de la esposa del espiritista se escuchaban voces así: “ Buenas tardes María, soy  Adela tu amiga de la infancia. Se me ha encomendado el que te atormente  y ponerte enfermedades…

El espiritista médium le decía: “Adela,  hermana….piensa que tu ya abandonaste este cuerpo…tú ya estás en otro mundo…”

“Espíritu de Adela” decía POR BOCA DE la esposa espiritista :   --Te estoy esperando María, alguien me envió contra ti…”

Respondía ESPOSO ESPIRITISTA: --__Arrepientete hermana, ya no hagas daño…pídele perdón a Dios…

“ADELA”, decía___¡Qué veo ¡   se aproximan unos seres brillantes,..se acercan a mi…me toman de los brazos ….¿ A donde me llevan?

Medium espiritista: --Hermana, esos seres brillantes que se aproximan son enviados por Dios, ellos te llevarán A UN LUGAR DE LUZ, a una ESCUELA, allí te enseñarán …__

“ADELA”____No no quiero ir, me vengaré de Juana ( Quién estaba con los ojos cerrados, oyendo sentada en una banca).

MEDIUM ESPIRITISTA: ____”Hermana, Adela recibe la misericordia de Dios, NO SEAS EGOÍSTA, YA NO ESTÁS EN LA CARNE, ve confiadamente con esos seres de Luz,PIDE PERDÓN A JUANA.

Entonces “ADELA “ por boca de la esposa del Espiritista decía: ___Juana. Ahora entiendo,…Te pido perdón…______

Medium espiritista: ___Juana , dale tu perdón a la hermana Adela, para que  descanse en su espíritu y pueda ir a esa escuela de Luz___

Solamente en estos casos podía  una persona que no fuera la pareja de médiums , intervenir directamente y decir en voz alta:____Hermana Adela, yo te perdono, vete en paz__

Respondía “ADELA”: ___Juana, gracias por perdonarme, me voy a esa escuela de luz----

                                                   

 OTRO CASO

Medium esposa entraba en trance.y se escuchaba una voz ronca.

___Estela, ME HAN HECHO VENIR , yo soy Julio.  el que te ha puesto un mal de brujería, por eso te enfermaste de cáncer, yo fui quíen te lo envió.___

Medium: ___Julio, reflexiona… Está mal lo que estás haciendo…__

“Julio” agregaba: ____Odio a estela, porque  me robo un poco de terreno, espero que se muera::

Medium:___Pide a Dios  misericordia.___

Seguía una conversación entre el Medium y “Julio”, donde se “Convencía a julio” de su maldad,

“JULIO”___Estoy arrepentido, pido perdón a Estela__

 Estela podía intervenir y decía:

_____Te perdono, hermano Julio, ___

“Julio”____Adios, ya vienen a traerme  unos seres de luz,  me voy a una escuela de luz…..



El final casí era el mismo. “LOS ESPÍRITUS” de las personas muertas se convencían de su maldad, eran conducidas a una “ESCUELA DE LUZ”, donde los SERES DE Luz, les iban a “ENSEÑAR COSAS BUENAS”.

                                        

 BAUTIZADO POR “JUAN BAUTISTA” AÑO  ¿78-79?



Al ir creciendo ya no asistía a esas reuniones espiritistas,  pero cuando tendría unos 13 a 14 años mi madre me pidió que la acompañase una tarde.

Hubo en esa sesión un acto en el cuál iban a “bautizar” a dos o tres primos de edades  como de 8 a 10 años. En ese momento mi madre le dijo al Medium, si me podría incluir. El respondió que si,  y yo fui incluido en el “bautizo”.

SE PRESENTO “JUAN EL BAUTISTA”. De una gran palangana nos rociaron agua en la cabeza. EN ESA tarde me sentía una persona muy especial,  “Bautizado” , según yo, nada menos que por “JUAN EL BAUTISTA”, el hombre de Galilea, el mismo que había bautizado al Señor JESUCRISTO.

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             18:9 Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 
18:10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
18:11 ni encantador, ni adivino, ni mago,
ni quien consulte a los muertos. 
18:12
Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. 
18:13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.
18:14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen;
mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.



  Si EL HIJO OS LIBERTARE, 

VERDADERAMENTE SEREIS LIBRES

                              MI LIBERACIÓN



De los 11 a los 16 años  era atormentado en pesadillas horribles.  Siempre pensaba en Jesucristo, leía uno que otro pasaje de los evangelios. Escuchaba a lo “lejos” que todos eramos pecadores y que DEBÍAMOS ACEPTAR A JESUCRISTO COMO SEÑOR  Y SALVADOR DE NUESTRAS VIDAS. A los 15 años platiqué con 2 compañeros estudiantes de tercero básico del Instituo Alejandro Cordóva  para que formásemos un grupo cátolico  de estudiantes de la Biblia,-Yo quería hasta escribirle una carta al papa acerca de mi intención- no pasamos más alla de nuestras buenas intenciones. Me creía muy bueno en mis actitudes, aunque cada 2  o 3 minutos mi boca hablaba de 5 a 10 palabras incorrectas. NO FUMABA, NO BAILABA.



En el año 1976, mi hermano mayor había recibido a JESUCRISTO como su Salvador personal en la campaña evangélica “YA LA ENCONTRÉ”.  Asistía al grupo JUVENIL MUNDIAL “ALFA Y OMEGA”.  EL tenía mucha literatura cristiana evangélica y un nuevo testamento donde yo leía pasajes de los cuatro evangelios.

Recuerdo que por el año 1979, una compaañera de tercero básico, al escuchar de nuestros planes de formar un grupo catolico, dijo que iba a orar por nosotros, y ella misma llevaba unos folletos ilustrados de J. T. CHICK. Que nos daba a leer. Cuándo leí el titulado “ESTA FUE TU VIDA”, FUE UNA SACUDIDA A MI ALMA.http://www.chick.com/es/reading/tracts/0520/0520_01.asp



Una noche del año 1979, ME ARRODILLE YO SOLO EN EL BORDE DE UNA SILLA Y LE PEDÍ PERDÓN A DIOS por mis pecados y ACEPT Á AJESUCRISTO COMO SALVADOR DE MI VIDA. NO COMUNIQUÉ A MI FAMILIA NI A MIS AMIGOS ESTA ACCIÓN.



En el año 1980, era de carácter muy abochornado e inseguro.  Al pasar a exponer en clases me temblaban las rodillas, me temblaban los labios, la voz se me ahogaba. Sabía ya pasajes de los evangelios. ME PROPUSE LEER EL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS. PERO” ESTA CERRADO PARA MI”. “Me PARECIÓ LEERLO EN CHINO O EN LENGUAJE QUIMNICO MATEMÁTICO”. Es decir no atinaba a comprender nada.



En julio de 1981, un compañero de cuarto magisterio del Instituto Alejandro Cordova de Huehuetenango, estaba leyendo un libro titulado “EL FANTASMA DE AGAR”. DE GEORGE OTIS. Se lo pedí prestado.

 .Había allí cápitulos como: “ JEHOVA DE LA ERA DEL REACTOR”, “EL MESÍAS DE PLASTICO”( Sobre el Anticristo). Mientras leía este libro acerca de la  guerra de llso seis días, sentía una emoción y un sentimiento refrescante en mi ser. El amor por Israel brotaba con impetú desde el fondo de mi ser.



En Agosto o septiembre de 1981, un  hoja (que alguien debió compartir evangelizando ) apareció en la casa. Lo leí (siempre he sido un lector curioso) y unas palabras impactaron mi alma y mi espiritu con la fuerza demoledora de la bomba de neutrones:



"Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos." 

Jeremías 8:20

Reina-Valera 1960 (RVR1960)





. Esta hoja  permaneció sobre una mesa o escritorio durante algún tiempo. Y cada vez que yo lo miraba al pasar, LAS PALABRAS ME BOMBARDEABAN AL CORAZÓN:

"Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.



Una noche de Noviembre (aproximadamente de 24 0 25 de noviembre) sentí que ya no podía dar un paso más   en mi vida sin tomar la decisión DE ACEPTAR Y RECONOCER DEBIDAMENTE A JESUCRISTO COMO MI SEÑOR Y SALVADOR.  Me sentía  acobardado de no asitir a una Iglesia. Pensaba “Deseo ahora que mi hermano me invite a acompañarlo a su iglesia que ahora ire a aceptar a Jesucristo”



El día 5 de diciembre por la noche había venido a realizar una campaña crsitiana en HUEHUETENANGO el evangelista YIYE AVILA. Má ese día mi hermano mayor estaba fuera de huehuetenago. Al escuchar en la radio la campaña, yo decía dentro de mí: “QUIERO IR A CEPTAR A JESUCRISTO”.

El Día 6 de diciembre , mi hermano regreso de su viaje, pero vino tarde y no pudo asitir a la campaña.



7  DE DICIEMBRE DE 1981-  7-12-1981

A las CINCO de la tarde de ese día mi hermano invita a una mi hermana a acompañarlo a la campaña. A MI NO ME INVITA POR EL MOMENTO. NO ME ATREVO A INVITARME YO SOLO. A LAS SEIS Y MEDIA DE LA TARDE MI HERMANO ME INVITA A ACOMPAÑARLOS. YO LLEVABA 2 DÍAS CON EL PENSAMIENTO Y ANIMO DE ASISTIR Y ACEPTAR.

EN MI IMPACIENCIA DESEABA QUE SE TERMINARÁ  LUEGO EL MENSAJE Y LLEGARÁ EL MOMENTO  de la INVITACIÓN A PASAR ADELANTE. ¡AL FIN! ¡LLEGA EL MOMENTO!.

VENZO MI TIMIDEZ Y LEVANTO LA MANO PARA DAR TESTIMONIO QUE QUIERO ACEPTAR A JESUCRISTO.  PASO AL FRENTE DE LA PLATAFORMA  DE MADERA. PASO TEMBLANDO CON HONDA Y PROFUNDA CONVICCIÓN. YA NO ME IMPORTA QUE ME VEAN. HAGÓ LA ORACIÓN CON MUCHAS PERSONAS RECIBIENDO AL SEÑOR.

Al terminar y voltearme para regresar a mi lugar, me llevo la agradable sorpresa que detrás de mio se encuentra mi  hermano ,2 años mayor que yo, viendo que yo había pasado, el también pasó a Aceptar al SEÑOR JESUCRISTO.



           JESUCRISTO ME LIBERTA



Dos semans depúes de aceptar públicamente al SEÑOR JESUCRISTO, mi hermano Mayor me invita a un campamento juvenil organizado en la iglesia donde el asistía. Entramos un día viernes por la tarde y saldremos el lunes a temprana hora.

Hay  estudios bíblicos, juegos motivacionales, oración… El día domingo  por la noche en el el último servicio, al finalizar sucede.

Estando orando para ir culminando la actividad, se acercan dos jovenes, uno de ellos mi propio hermano mayor y luego ora así:

“Señor bendice a mi hermano…

 En ese momento yo que NUNCA LLORABA DE NIÑO Y ADOLECENTE. Siento quebrantarme en el corazón y sin querer me pongo a sollozar. NO HABÍA PASaDO UN MINUTO CUÁNDO ESCUCHÓ que de MI PROPIA GARGANTA SALEN UNOS GRUÑIDOS COMO DE UNA FIERA ACORRALADA. LAS MANOS SE ME PARALIZAN, SE ME PONEN RIGIDAS-

SE ACERCA EL PASTOR Y SU ESPOSA PARA POYAR EN ORACIÓN. ME INCLINAN SOBRE UNA MESA DEL SALÓN COMEDOR,

Los GRUÑIDOS SE VUELVEN LASTIMEROS, COMO DE UN CERDO CUÁNDO LO ESTAN MATANDO. ESCUCHO ASOMBRADO COMO DE MÍ SALEN ESOS GRUÑIDOS LASTIMEROS COMO SI ALGUIEN ESTÁ AZOTANDO A ESE ESPÍRITU INMUNDO. SIN EMBARGO NADIE ESTÁ TOCANDO MI CUERPO. ESTOY VIENDO CLARAMENTE LA PARED DE LADRILLOS ENFRENTE DE MI. ESCUCHO LO QUE SUCEDE A MI ALREDEDOR, ESTOY CONSIENTE DE QUE ESTOY N EN UN SALON RODEADO DE JOVENES PROCEDENTES DE ESCUINTLA, DE SUCHITEPEQUES, DE RETHALULEU, DE CHINACÁ, DE SAN PEDRO NECTA..ESTOY CONSIENTE DE LO QUE PASA A MI ALREDEDOR, MÁS NO PUEDO MOVER MIS MANOS Y MIS DEDOS PARALIZADOS Y RIGIDOS.

Pasa un TIEMPO, Y LOS GRITOS TERMINAN, MIS MANOS Y DEDOS VUELVEN DE RIGIDOS A NORMALES. LLORÓ DE NUEVO.



Un Joven se acerca y me dice-. EL DIABLO FUE AVERGONZADO,NO TE SIENTAS MAL. YO TAMBIÉN FUI LIBERADO UN DÍA.-

Al otro día temprano regreso a casa. Nadie me tocó , golpeó o forcejeo mi cuerpo, SIN EMBARGO MIS PIERNAS Y MI ESPALDA ESTAN SUMAMENTE AGOTADAS COMO SI HUBIEse cargado grandes  COSTALES DE ARENA OMPIEDRA. FUE por el Hecho de cuándo el espíritu malo abandonó mi alma.paso sacudiendo mi cuerpo.



El día  17 de ENERO DE 1982 A LOS 17 AÑOS DE EDAD fui verdaderamente BAUTIZADO EN EL EVANGELIO DE JESUCRISTO. 



! GRACIAS MI SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO, NO TENGO COMO PAGARTE TANTO AMOR. !



¡que! lo que hoy escribo sirva para abrir el entendimiento espiritual de los cegados por el diablo y confirme la FE DE MIS HERMANOS EN CRISTO. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

UNA ROSA BLANCA Por A. J. Cronin 1950



La verídica historia de un cariño enternecedor

UNA ROSA BLANCA
Por A. J. Cronin
1950

DURANTE el verano pasado estuve. en Irlanda, la verde tierra amada, y una vez más, solici­tado por el afecto y el deber, hice una peregrinación que nunca deja de conmoverme hondamente.

Hace muchos años había ido a Dublín como médico joven a seguir un curso de post-graduado en el Hospital Rotunda. Los casos que se me asignaron se hallaban en uno de los sectores más pobres de la ciudad y fue durante una de mis visitas de rutina a ese lóbrego vecindario cuan­do vi por primera vez a Rosa Done­gan.
Estaba -en la Calle Loughran co­giendo agua de la fuente pública. Tenía en brazos a un niño, una pesa­da criatura como de nueve meses, atada a su endeble cuerpo con un chal andrajoso. Rosa contaría unos 14 años; sus ojos de un azul profundo parecían enormes en su carita seria. Otros tres niños, de entre cinco y nueve años, estaban prendidos a su falda; cierta semejanza de facciones y el ser todos pelirrojos pregonaban que también eran Donegan.
El contraste entre la escualidez del medio en que vivía y la intrépida viveza de su mirada, despertaron mi curiosidad por esa extraña chiquilla. Empecé por darle los buenos días, y poco tiempo después mi saludo dia­rio fue correspondido con una grave y tímida sonrisa. Poco a poco, pues no era su reserva fácil de vencer, fui avanzando en el camino de la amis­tad.
Supe entonces que Rosa, sus tres hermanos menores y el nene, Mi­guel, habían perdido a su madre hacía ocho meses. Vivían con Danny Donegan, su padre, en un sótano de la congestionada Calle Loughran. 39 . Danny, que trabajaba de vez en cuando en los muelles, era un hom­bre débil, apocado y extremadamente bonachón. Lleno de las mejores intenciones, consumía la mayor parte de su tiempo y de su dinero en el vecino bar de Shamrock. Debido a ello recayó sobre Rosa el peso de atender a la familia, conservar los dos cuartos limpios y en orden, ma­nejar a su vagabundo padre, tratar de salvarle, como mejor podía, lo que de sus jornales le quedaba, co­cinar y cuidar de los niños.
Aun cuando en el corazón de Ro­sa había afecto para todos sus her­manos, adoraba a Miguel. Cuando en las tardes soleadas lo llevaba alzado hasta las afueras de Phoenix Park, iba tambaleando bajo aquel peso, pero eso no la acobardaba. Nada ha­bía que pudiera acobardarla. Cuan­do la veía pasar resueltamente por la desapacible calle llena de gente, para hacer algún mandado, regatear con el carnicero una punta de jamón, o convencer al panadero de que le fiara una hogaza más de pan, me dejaba maravillado el tem­ple de ese espíritu. No pasaban in­advertidas a sus ojos las cosas que la rodeaban. Tenía ese conocimiento elemental que posee el niño nacido en los suburbios pobres, una com­prensión absolutamente franca de los misterios de la vida, mezclada con una inocencia llevada a lo su­blime. Sus ojos rasgados, reflexivos, encerrabn la sabiduría de las edades. Pero más que eso, encerraban una insondable fuente de amor.
Lo que al principio no pasó en mí de simple interés fue convirtiéndose gradualmente en honda preocupación por esa niña. Sentía que era de­ber mío hacer algo por ella, y ha­biendo descubierto por casualidad cuál era el día de su cumpleaños, hice que una tienda de la calle O'Connell le enviara un juego de ropa. Me daba gusto pensar lo que gozaría con su abrigado traje de lana de dos colores, sus buenos zapatos y sus medias finas, todo haciendo jue­go.
Por algunos días no me dejé ver de ella, pero sonreía para mis aden­tros imaginando verla entrar a misa el domingo por la mañana, muy or­gullosa con su vestido nuevo y sus zapatos flamantes que chirriarían con toda magnificencia nave arriba.
Pero cuando la vi el lunes siguien­te aún tenía los andrajos de siempre y aún llevaba atado a su cuerpo el de su hermanito con el chal viejo.
¿Dónde está tu ropa nueva?—le pregunté sin preámbulos.
Se ruborizó hasta la raíz del pelo, y dijo:
— ¡Ah... fue usted!
Después de una larga pausa y sin volverse a mirarme, agregó sencilla­mente:
Todo está empeñado. No tenía­mos nada en casa. Había que darle su leche a Miguel.
Me quedé mirándola en silencio, convencido de que siempre se sacri­ficaría por su adorado hermanito y daría por él cuanto tuviera. Tan frá­gil la vi que una nueva onda de piedad me invadió. Al siguiente día fui a ver al padre Walsh, encargado de la parroquia de Loughran.
Le brilló el rostro al sacerdote cuando le hablé de Rosa, y después de considerar por unos pocos mo­mentos mi proyecto, dio su asenti­miento moviendo lentamente la ca­beza.
—Pero le va a costar trabajo per­suadirla—dijo sonriendo mientras me acompañaba hasta la puerta—Es la perfecta madrecita. En eso está la fuerza que llena toda su vida.
Pasada una semana, después de un cambio de cartas, decidí ir directa­mente a la Calle Loughran. Los ni­ños estaban sentados alrededor de la mesa en tanto que Rosa, con ceño de preocupación, rebanaba el último pedazo de una hogaza de pan.
—Rosa—le dije—Vas a marcharte de aquí.
Volvió a mirarme sin comprender lo que le decía y echó hacia atrás un mechón de cabellos que le caía sobre la fruncida frente.
—Vas a ir a casa de unos amigos míos, en Galway—continué dicién­dole—Estarás allá un mes. Es una granja donde no harás otra cosa que darle de comer a las gallinas, correr libre por los campos y tomar toda la leche que te quepa.
Momentáneamente el brillo de una bella esperanza iluminó su ros­tro. Pero luego, desvanecido ese re­lámpago, movió negativamente la cabeza.
—No. Tengo que ver por los ni­ños... y por papá.. No puedo.
—Todo está arreglado. No té pre­ocupes. Las Hermanas de la Caridad se van a encargar de ellos. Tú tienes que irte, Rosa, porque ya no puedes resistir más.
—No, no. Yo no puedo dejar al niño.
— Entonces, sea como quieras. Puedes llevarlo contigo.
Los ojos de la niña brillaron con una luz maravillosa. Aún brillaban .más al día siguiente cuando empaca­mos sus cosas y la pusimos a ella con su niño en el tren. A medida que la máquina iba saliendo de la estación, mecía al chiquillo en sus huesosas rodillas y le susurraba al oído:
—Vacas, Miguel...
Con cuánto gusto recibí las prime­ras noticias que me enviaron mis amigos, los Carrolls. Rosa ganaba peso todos los días y ayudaba en los trabajos de la granja. Sus mismas tarjetas postales llenas de graciosos errores ortográficos, respiraban una felicidad que nunca antes había sabo­reado, y terminaban siempre con el entusiasta comentario de cuán bien le aprovechaba el campo a Miguel.'
El mes de la temporada pasó rápi­damente. Ya estaba para terminarse cuando cayó la bomba. Los Carrolls deseaban adoptar a Miguel. Eran ellos una pareja de edad madura y sin hijos, que disfrutaban de holgura económica. Habían llegado a querer mucho al niño y le brindaban ventajas que su hogar estaba muy lejos de poder ofrecerle jamás
  Danny naturalmente, halló «es­tupenda » la oportunidad. Pero era
el parecer de Rosa lo que debía to­marse en cuenta, y se le dejó a ella la decisión.
Ninguno de nosotros sabía cuál iba a ser, ni cuánto le costaría a Rosa tomarla, hasta que regresó a casa... sola.
Se mostró complacida por ver de nuevo a los otros niños y a su padre, pero en todo el camino desde la estación hasta su casa permaneció sentada en silencio, apartada de to­dos y como envuelta en un trágico sueño. Una vez en la Calle Loughran se rehizo y gradualmente fue reasu­miendo su antigua posición. Indu­dablemente era ahora más escrupulo­sa que antes. Bajo sus repetidas insi­nuaciones Danny se decidió a poner de su parte cuanto le fuera posible, y llegó el día memorable en que firmó el compromiso de dejar la bebida. Nada garantizaba la perma­nencia de tal regeneración; pero mientras él se mantuvo sobrio y constante en el trabajo Rosa pudo sacar todas las cosas de la casa que estaban empeñadas y de nuevo los dos cuartos del sótano recobraron el ambiente hogareño. Y aun ciertos sábados se daba ella trazas de echar algunas monedas en un bote de té vacío que tenía sobre la chimenea.
Sin embargo, una tarde en que al pasar por su casa me detuve para felicitarla la encontré llorando con la cabeza reclinada sobre la mesa de la cocina. No necesité preguntarle cual era la  causa de su aflicción. En silencio le tomé una mano v se  la retuve en la mía por un buen rato,
—Bien sé que es por su bien—suspiro. Y enjugándose resueltamen­te las lágrimas agregó—No me inter­pondré en su camino.
De vez en cuando llegaban noti­cias de los progresos que iba hacien­do el niño. Sus padres adoptivos no ahorraban esfuerzo por hacerlo feliz; ya hablaban de él como si fuera su verdadero hijo.
Una mañana se recibió una carta terrible: Miguel estaba con neumo­nía.
Pálidas las mejillas y apretados los labios, Rosa estuvo sentada por un rato mirando fijamente la carta. Luego se encaminó directamente a la chimenea, tomó el bote, lo vació y contó lo necesario para su pasaje de ferrocarril.
—Me voy a verlo.
Fieramente rechazó toda oposición. ¿No sabían que ella podía ha­cer cualquier cosa con él, conven­cerlo de tomar su alimento cuando estuviera con fiebre, y los remedios cuando se mostrara reacio ? Vamos, con sólo acariciarle la frente podía ella hacerlo dormir. Rápidamente alistó todo para el viaje, arregló con una vecina el cuidado de los niños y tomó el tranvía camino de la esta­ción.
Aquella misma noche en la granja de los Carrolls se instalaba Rosa, sin aceptar objeción alguna, como enfer­mera de Miguel.
Era un serio ataque de neumonía. Frecuentemente, viendo al enfermito respirar trabajosamente, en el rostro de Rosa se reflejaba una angustia insufrible. La tos era lo peor. Con uno de sus brazos alrededor del cuello del niño, indiferente al peligro para ella, sostenía el cuerpo del enfermo hasta que pasaba el espasmo. Así trascurrie­ron los días y las noches.
Al fin pasó el período agudo. Se le dijo a Rosa que Miguel estaba fuera de peligro. Se levantó medio des­vanecida de la orilla del lecho del enfermo, oprimiéndose la frente con las manos.
—Ahora ya puedo descansar—diio sonriendo débilmente—Tengo un dolor de cabeza terrible...
El germen de la enfermedad de Miguel la había atacado. Pero no hizo blanco en los pulmones. Lo que pasó fue peor. Se le desarrolló una meningitis neumocócica, y Rosa no recobró nunca el conocimiento. Creo haberles dicho a ustedes que ella entonces catorce. años.

EL VERANO pasado fui al soli­tario cementerio cubierto de brezos que se extiende a espaldas de la iglesia. Una suave brisa del oeste soplaba de la Bahía de Galway lle­vando de las cercanas casuchas en­caladas el humo de la turba cuyo olor es como el aliento, como el alma misma de Irlanda. No había coronas que adornaran el angosto túmulo de verdura bajo el cual dormía Rosa el sueno eterno. Pero medio oculto entre la yerba vi un diminuto rosal silvestre que ostentaba en su tallo una sencilla rosa blanca. Y de re­pente, surgiendo de detrás de las nubes grises, el sol alumbró con toda su brillantez la humilde flor y la pe­queña lápida blanca donde estaba grabado su nombre.