EMA Y SABINO
Emilio N. Cirio
Ema y Sabino se amaban
Con ese amor sin secretos,
Sublime, que el alma guarda
Como un divino precepto.
Amor inocente, puro,
Franco, tierno, verdadero,
Que nace y se desarrolla
Entre la luz de un ensueño,
Que vive lejos del mundo,
Que hace de la vida un templo
Consagrando á sus encantos
Un altar dentro del pecho.
Fueron amigos de niños,
Amigos juntos crecieron,
Sus gustos eran iguales,
Iguales sus sentimientos.
Como dos plantas que nacen
Juntas en un mismo suelo
Y el perfume de sus hojas
Mezclan sin temor, sin celo,
Así Ema, niña hermosa,
Sabino, mancebo apuesto,
Confundieron el perfume
De la flor de sus afectos.
Dicen : que al ir ante Dios,
A cumplir su santo anhelo,
Murió Ema, y tras sus huellas
Fué Sabino, el leal mancebo.
Trocándose en un instante,
Cediendo á fallo severo
El blanco cendal de novia
Por negro crespón de duelo.
Cuentan : que desde entonces,
Los vecinos de ese pueblo,
Ven en las noches de calma
Dos estrellas; según ellos,
Son de Sabino y de Ema
Las almas que de allí huyeron
Buscando una unión más grande :
La unión eterna del cielo.
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