domingo, 4 de febrero de 2018

RECUERDOS DE ANTAÑO- EMILIO MARTÍNEZ 36-39

 RECUERDOS DE ANTAÑO 
 EMILIO MARTÍNEZ 
36-39 
Suplicó el doctor Cazalla a fray Domingo de Rojas 
diese respuesta a la observación hecha por el hijo de! 
marqués de Poza, y el religioso habló como sigue: 
— Ni su señoría es sandio ni, por consiguiente, puede 
decir sandeces. El mismo concepto que su propia con- 
ciencia dictó a vuesa señoría, es posible haya acudido a 
la conciencia de otros. Señores, observemos, ante todo, 
una cosa: los reformadores no sostienen que la Iglesia 
del Papa sea una falsa Iglesia, sino una Iglesia corrupta. 
RECUERDOS DE ANTAÑO 
Ciertamente, en ella hay cosas que son verdad o que no 
repugnan a la verdad, y éstas no las podemos rechazar. 
No perdamos de vista nuestra misión. Nosotros no somos 
fundadores de ninguna nueva religión, sino reformadores 
de nuestra Iglesia, que, aunque está en posesión de la ver- 
dad, admitió errores de los que es preciso purgarla. Ahora 
bien; la lglesia romana profesa la fe en laTrinidad santísima 
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¿Rechazaremos 
nosotros tan inefable artículo de fe porque la Iglesia del 
papado lo acepta? Lejos sea de nosotros caer en tal herejía. 
La Iglesia del Papa acepta los sacramentos de la Eucaris- 
tía y del Bautismo. Nosotros no los rechazaremos; pero 
en cambio los despojaremos de formulismos añadidos en 
ellos por los hombres. Tampoco rechazamos el augusto 
sacramento de la Eucaristía; pero rechazaremos la doctri- 
na llamada transustanciación, doctrina inventada y man- 
tenida por la Iglesia del Papa; nosotros al pan le consi- 
deraremos símbolo del cuerpo de Cristo, y al vino símbo- 
lo de su sangre, y evidente es que, no aceptando la doc- 
trina de la conversión de los elementos, por ser doctrina 
de hombres, no adoraremos ni al pan ni al vino, ni tam- 
poco los llevaremos procesionalmente. En vez de la oblea 
u hostia que en la comunión usa la Iglesia romana, la 
Iglesia española usará del pan común, como Cristo al 
instituir tan augusto Misterio usó del pan que había en la 
mesa del cenáculo. El sacerdote romanista priva a los fie- 
les de participar del cáliz; el ministro reformado español, 
quien, dicho sea de paso, no se considera sacerdote, par- 
ticipará y hará participantes del mismo cáliz a todos los 
fieles, porque así terminante y expresamente lo dispuso 
el Divino Maestro, diciendo: Bibite ex hoc omnes, y así 
obedecieron el divino mandato los apóstoles, haciendo 
que los fieles legos, sin distinción de sexo, participasen 
del cáliz, como se desprende del dicho apostólico de Pa- 
blo a la Iglesia de Corinto: Itaque qaicumque manducave- 
rit panem hunc, vel biberit calicem Domini indigne: reas 
erit corporis et sanguinis Domini. Probet autem seipsum 
homo; et sic de pane illo edat, et de cálice bibat (1). 
(1) Para dar colorido a la escena, pongo en idioma latino las anotaciones 
bíblicas, porque sin duda así eran usadas. El lector que desconozca el latín puede 
consultar la versión castellana en Mat., XXVI, 27, y 1." Cor., XI, 27, 28.- (N. del A.) 
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EMILIO MARTÍNEZ 
Un murmullo de aprobación se extendió por el salón, 
y el piadoso cuanto erudito religioso continuó: 
— Para el sacramento del Bautismo nos limitaremos 
a emplear el agua natural, con la invocación sobre el 
bautizando del nombre de la inefable Trinidad, del Padre, 
del Hijo y del Espíritu Santo, rechazando como supersti- 
ciosas todas las otras prácticas que al administrar ese sa- 
cramento emplea el cura romanista, es a saber: cirio en- 
cendido, sal, aceite consagrado, el aliento que sobre el 
bautizando echa el cura pretendiendo con él expeler al 
demonio, y sobre todo emplear un idioma desconocido 
del común del pueblo. 
La asamblea dió nuevas muestras de aprobación, 
mientras el religioso Rojas continuaba: 
— La Iglesia Española Reformada acepta, como no 
puede menos, aunque la Iglesia papista la acepte también, 
la doctrina de un suplicio eterno; pero en cambio recha- 
zará la doctrina de un purgatorio que es motivo de hen- 
chir pobres y vaciar llenos. Porque, señores, si bien se 
( ^ considera, los sufragios por las almas de los difuntos son 
un hinche-pobres y un vacía-llenos. El clérigo pobre se 
enriquece con los sufragios, mientras el particular rico 
puede empobrecerse con sus donativos para costear los 
dichos sufragios. 
Tras una breve pausa el orador terminó diciendo: 
— Alargaría mi plática más de lo que el tiempo per- 
mite en esta noche, si siguiera apuntando fes doctrinas 
que los reformados debemos admitir y aquellas que debe- 
mos rechazar. Buenos maestros hay aquí, y tiempo queda 
para más largamente ocuparnos de todo ello, y creo ade- 
más que, con lo dicho, mi señor don Luis y todo el con- 
curso se persuadirán de que no venimos a fundar nueva 
Iglesia, sino a reformar la nuestra, volviendo a las sendas 
antiguas, como dijo el Señor por boca de su profeta Je- 
remías: Hoec dicit Dominas: State super vias, et videte, et 
interrógate de semitis antiquis, quoe sitvia bona, et ambu- 
late in ea; et invenietis rifrigerium animabas vestris; pero 
no decidamos — prosiguió Rojas interrumpiendo su cita — 
lo que decidió el pueblo desechando el mandamiento 
de Dios, et dixerunt: Non ambulabimus (1). 
(1) Jeremías, VI, 16. 
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Sentóse fray Rojas, y don Luis se levantó para decir: 
— Venerable maestro: no solamente estoy persuadido, 
sino convencido por los argumentos de vuesa paterni- 
dad. Por mi parte, lo escrito está muy bien escrito, y lo 
por vuesa paternidad dicho está muy bien dicho. 
Levantóse de su asiento el artífice platero vallisoleta- 
no Juan García, y con ademán y acento que demostraban 
el profundo respeto que le inspiraba la concurrencia de 
tan distinguidas personas, dijo: 

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