domingo, 7 de agosto de 2016

ANECDOTARIO DE ABRAHÁM LINCOLN -1-



ANECDOTARIO DE ABRAHÁM LINCOLN
-1-

Lo que Dios le negó a Lincoln de buen aspecto se lo repuso dotándolo de un notable sentido del humor. Tanto en las buenas épocas como en las malas tuvo el gracejo a flor de labio. En cierta ocasión en que el general McClellan se tardaba en hacer entrar sus tropas a Richmond, Lincoln le envió esta nota: «Mi querido McClellan: si es que no va a hacer uso del ejército, tenga la bondad de prestármelo un rato».
Las anécdotas que contó Lincoln llenan varios volúmenes; son casi tan numerosas como las que se han contado acerca de él. En la presente compilación se han reunido las mejores, arregladas de tal suerte que de ellas sale un nuevo retrato del grande hombre, de cuerpo entero. El buen humor de Lincoln se arraigó profundamente en su buen criterio y conocimiento de la naturaleza humana. Todo el que lea este anecdotario aprenderá a conocer más íntimamente al hombre y al país que él redimió.
NIÑEZ CAMPESINA
«—Los breves y sencillos anales de los pobres». Tomas Gray: elegía escrita en un cementerio de aldea.-
La     casa   quedaba      a        18     millas de Elizabethtown, en Kentucky, en la llanura abierta donde los vecinos eran pocos y la vida solitaria. En aquel invierno de 1809, Nancy esperaba su segundo hijo. El 12 de febrero, domingo por más señas, Tomás anduvo a pie las dos millas que distaba la cabaña más cercana, donde vivía su cuñada, y apenas entró dijo: «Nancy tuvo un niño».
Allí estaba Dennis Hanks, primito de Nancy que tenía 10 años, a quien los sucesos de esa mañana se le grabaron profundamente en la memoria. Años más tarde recordaba : «Mamá se aturdió toda y se puso a hacer sus faenas más aprisa para acabar pronto e ir a ver al chiquitín; pero como yo no tenía nada que aguardar, salí a todo escape a conocer a mi nuevo primo. Nancy estaba acostada en una cama rústica, muy contenta. Tomás había encendido una buena lumbre y los había cubierto a ambos con una piel de oso para calentarlos ... Llegó mi madre y lavó al chico y le puso unas enagüitas de franela amarilla y una camisita de lienzo; después le preparó a Nancy unas bayas con miel, arregló un poco el cuarto y se fue otra vez. Esos fueron todos los cuidados que recibieron los dos.
— STEFAN LORANT

La gente me pregunta siempre si Abrahán era guapo cuando chiquito. Pues yo les diré que era como todos los recién nacidos ... parecía una cereza pasa, rojo y lleno de arrugas. Y no es mucho lo que ha mejorado desde entonces. — DENNIS HANKS

Una mañana excesivamente fría del invierno de 1816, Tomás ayudó a montar a su mujer sobre un jamelgo, él se montó en otro y, llevan­do cada uno un hijo por delante, emprendieron el camino hacia In­diana. Con ellos iba Dennis Hanks. Dennis recuerda que Abrahán llevaba terciada una escopeta y que «no la dejó mojar en el paso de la balsa del río Ohio, tanto que con ella mató una pava el día que lle­garon».
En el otoño del año 1818 murió Nancy. Dennis decía después: «¡Dios mío, Dios mío, nunca podré olvidar el dolor de esa cabaña donde murió Nancy! Abrahán y yo ayudamos a Tomás a hacer el ataúd. La enterramos en el monte cerca del paso de los venados. A Abrahán nunca se le pasó la pena al recordar el modo miserable como murió su madre».
— STEFAN LORANT

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